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La Canción el Pirata

Dendi Güiquipeya

"La Canción del Pirata" (La Canción el Pirata) es un famosu poema de José de Espronceda

Con diez cañones por banda,

viento en popa a toda vela,

no corta el mar, sino vuela,

un velero bergantín;

bajel pirata que llaman

por su bravura "el Temido"

en todo el mar conocido

del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,

en la lona gime el viento

y alza en blando movimiento

olas de plata y azul;

y ve el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

Y allá a su frente Estambul:

Navega, velero mío,

sin temor

que ni enemigo navío,

ni tormenta, ni bonanza

tu rumbo a torcer alcanza,

ni a sujetar tu valor.

Veinte presas

hemos hecho

a despecho

del inglés

y han rendido

sus pendones

cien naciones

a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra

ciegos reyes

por un palmo más de tierra,

que yo tengo aquí por mío

cuanto abarca el mar bravío

a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa

sea cualquiera,

ni bandera

de esplendor,

que no sienta

mi derecho

y dé pecho

a mi valor

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.

A la voz de "¡barco viene!",

es de ver

cómo vira y se previene,

a todo trapo a escapar:

que yo soy el rey del mar

y mi furia es de temer.

En las presas

yo divido

lo cogido

por igual:

sólo quiero

por riqueza

la belleza

sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!

Yo me río:

no me abandone la suerte,

y al mismo que me condena

colgaré de alguna antena

quizá en su propio navío.

Y si caigo,

¿qué es la vida?

Por perdida

ya la dí

cuando el yugo

del esclavo

como un bravo sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.

Son mi música mejor

aquilones,

el estrépito y temblor

de los cables sacudidos,

del negro mar los bramidos

y el rugir de mis cañones.

Y del trueno

al son violento,

y del viento,

al rebramar,

yo me duermo

sosegado,

arrullado

por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.